Éste consistía en pintarse el dedo por dentro y por fuera con la cara de una niña, y en la palma de la mano el cuerpo, de tal manera que al extender el dedo aparecía una muñeca con el cuello kilométrico.
Era imprescindible acompañarlo con una canción que decía: "Margarita está llorando porque tiene el cuello laaargo, muy laaaaargo".
Puede sonar algo cruel, pero era súper divertido.
Y ahí iba yo con el dedo pintado para repetírselo a mis amigas, en mi calle se convirtió en un clásico.
Gracias a todas las hermanas mayores con aguante y mucha imaginación que hicieron de sus hermanas pequeñas seres inquietos y extraños. Yo a las mías les debo mucho.
¡Charo, Marigel, OS QUIERO!
Jo, me recuerda tanto a mí que me da miedo!!! jajaja, lo de las hermanas mayores que se inventan de todo para tenerte entretenida, lo de Margarita-cuello-largo con esa entonación tan mítica... en fin, es lo que tiene ser de la misma quinta ;) MUA
ResponderEliminarPero en Madrid también vivía una Margarita Cuello Largo? O era una versión más castellana?
ResponderEliminarI love you!!!!
ResponderEliminarJajaja! Thank you!
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